Bienvenido Mr. Miller

Bienvenido Mr. Miller

La noticia retumbo en la bodega como un trueno. Ibamos a recibir este mismo mes la visita de Mr. Miller, por primera vez en la historia. – ¿Cuando? – pregunté yo. – Ya nos lo confirmarán – me contestaron con entusiasmo y convicción. Tan sólo la idea de la visita de Mr. Miller llenaba de una misteriosa satisfacción a quién hablaba de ella. Los niveles de serotonina, bilirrubina y testosterona echaban chispas al escuchar su nombre. Sin duda, iba a ser para nosotros, el acontecimiento del año.

Mr. Miller es la mano derecha del hombre más influyente del mundo del vino. ¡Toma ya! Con su anunciada visita, comenzaron los rumores. Al investigar el CV de Mr. Miller comprobé que ejerció varios años de Psicólogo Clínico especializado en niños, adolescentes y terapia de familia. Ante esta información, lo primero que se nos pasó por la cabeza, es que entre tanta bodega familiar, no se le ocurriría pedir al enólogo: ¿que dibujase a su familia?, vaya usted a saber lo que nos descubriría.

Llegó el rumor de que sólo bebía para catar agua Badoit. A mucha gente casi le dio un infarto cuando fue a comprarla al Corte Inglés y descubrió que era un agua con gas. Todos esperábamos un agua casi de Lourdes y nos encontramos con un agua gasificada ¡Catar con agua con gas! toda una revelación.

En un periódico local, aparecieron unas declaraciones de que Mr. Miller era admirador de los espumosos rosados. Nosotros no habíamos seleccionado ninguno para la cata. ¡Estábamos a tiempo de cambiarlo!

En su rueda de prensa en Barcelona -contra todo pronóstico- algo ocurrió, Mr. Miller confesó su manera real de catar. Admitió que la puntuación que da los vinos de 1 a 100 se le aparece en su cabeza como una revelación: ¡it just pops out!. Así de sencillo señores, como si de una flatulencia o eruptación se tratara. O quizás me recuerda al buen consejo bordelés de ¿quédate con la primera impresión?. También afirmó, que para una celebración muy especial elegiría el champagne Cristal Rosé y para una fiesta en su casa elegiría un Cava de la zona. Ok. ¡Bravo por los catalanes!

Durante el tiempo de espera, más rumores fueron llegando ¡un buen plato de jamón joselito o 5 jotas! sacado en el momento adecuado, podía conseguirnos 2 puntos más por vino. ¡2 puntos más colega! También se dijo que era un gran aficionado al beisbol e incluso otros afirmaban que al porno. Aunque ahora mismo desconozco las fuentes de estas informaciones o el buen uso que se podía haber hecho de ellas.

El día anterior a su llegada, tuvimos una contrariedad, no lo podíamos creer ¡había perdido su conexión en Atlanta! debido al nevado invierno americano. Durante unos días, se nos anunciaba que íbamos a recibir a Mr. Miller al día siguiente, pero ese día se demoraba, y a los 4 días pudo volar para España.

Llegó la nueva fecha señalada, la espera en bodega era tensa, y por fin ¡el verbo se hizo carne!. Todo transcurrió con absoluta normalidad. En vivo y en directo nos pareció un hombre sencillo, y desde luego no tan frío como nos habían indicado o nos habíamos imaginado. Claro que quizás después de la cantidad de los rumores recibidos y del uso y abuso que hicimos de ellos, tanta espectativa propició un efecto sedante y contribuyó a mirar con simpatía a un personaje de carne y hueso.

Bienvenido Mr. Marshall, perdón, Mr. Miller, le recibimos con alegría. Y aún esperamos mayor alegría si son buenas nuestras próximas puntuaciones, las de The Wine Advocate.

Onneca Guelbenzu